La península Ibérica en la Edad Media:
Los reinos cristianos
Apartados
3.1 La península Ibérica en la Edad Media: Los primeros núcleos de resistencia cristiana
3.2 Principales etapas de la Reconquista.
3.3 La península Ibérica en la Edad Media: Modelos de repoblación y organización social de los reinos cristianos.
3.4 La península Ibérica en la Edad Media: Una cultura plural (cristianos, musulmanes, y judíos)
3.5 Manifestaciones artísticas en la península Ibérica durante la Edad Media: el románico
3.6 Manifestaciones artísticas en la península Ibérica durante la Edad Media: el gótico.
3.1 La península Ibérica en la Edad Media: Los primeros núcleos de resistencia cristiana
La zona norte mantuvo su independencia y ya que apenas se había trasformado con los romanos y visigodos se resiste también a los islámicos llegados.
Los núcleos fueron constituyendo un reino tales como el astur, astur-leonés cuyos dominios iban desde Galicia hasta el alto Ebro, además existían el de Navarra, Aragón y la marca Hispánica o condado de Gerona-Barcelona.
La vida de estos reinos entre el siglo VIII y el X fue poco más o menos de mera supervivencia, con algún que otro intento de expansión hacia el sur.
En Asturias cabe reseñar la resistencia de Don Pelayo en Covadonga (722) erigiéndose como continuador del reino visigodo, y poco a poco se extienden tímidamente, a pesar de las razzias, hacia el valle del Duero.
Entre los muchos reyes, merecen especial mención Alfonso II el Casto (791-842), quien mantuvo intercambios con el emperador Carlomagno, y con ellos se fomenta el renacimiento cultural y el Camino de Santiago y Alfonso III el Magno, (866-911) recupera brevemente el valle del Duero y con ello se cambiará la capital desde Oviedo a León.
Durante este siglo X los enfrentamientos fueros varios y con resultados diversos.
En el frente Oriental nace el reino del conde Fernán González llamado Castilla.
En los Pirineos merecen resaltar: el reino de Navarra, el de Aragón y la Marca Hispánica, (de la que nacerá el condado de Cataluña).
3.2 Principales etapas de la Reconquista.
0. Desde principios del S. XI.
1. Los reinos occidentales: del Duero al Tajo
2. Los reinos orientales o pirenaicos: la conquista del Ebro durante el S. XI.
3. La reconquista en la segunda mitad del S. XII.
4. El gran avance del S. XIII
5. La expansión catalano-aragonesa: Valencia y las Baleares.
6. La expansión castellano-leonesa: Extremadura, Andalucía Bética y Murcia.
0. Desde principios del S. XI, a raíz de la muerte de Almanzor (1002) y sobre todo después de la desintegración del Califato de Córdoba (1027), Al-Andalus perdió la supremacía militar.
La España musulmana quedó dividida en un mosaico de pequeños reinos, denominados de taifas. Los núcleos cristianos, se ven fortalecidos, e inician una ofensiva militar a gran escala.
Las campañas de los cristianos contra los musulmanes tienen un doble sentido, de reconquista y de cruzada, contra los infieles.
1. Los reinos occidentales: del Duero al Tajo.
En el occidente de la Península, el protagonismo es de Castilla, que se convirtió en reino con Fernando I, y se une por matrimonio el reino de León (1037).
Alfonso VI conquista de Toledo (1085). Era una gran ciudad y esto permitió asegurar los dominios del Duero y del Sistema Central. Esta región, prácticamente desierta, tuvo que ser repoblada, y para que fuese un poco más rápida se concedían buenos derechos y amplias libertades, recogidas en una carta o fuero (por ejemplo el de Sepúlveda, de 1076).
La repoblación creó unos poderosos concejos como los de Salamanca, Segovia y Ávila de los Caballeros, lo que suponía un buen dominio y por ende exenciones.
Los núcleos mencionados eran auténticas ciudades-frontera cuya función básica era de tipo militar y desde ellos se organizaban cabalgadas (de tipo razzias) contra los musulmanes.
Toledo es un punto de inflexión en las relaciones sociales, ya que aquí viven muchos musulmanes, unos cuantos mozárabes y no menos judíos.
A los musulmanes que permanecieron en Toledo se les respetaron sus casas, sus propiedades y su culto, pero los bienes de los que huyeron fueron donados a los repobladores cristianos que llegaron a la ciudad.
La expansión militar castellano-leonesa se detiene con la venida de los almorávides, desde norte de África ya que derrotan a Alfonso VI en Uclés, (1108).
El Cid (caballero castellano que había desafiado al monarca),fue exiliado y estuvo al servicio del rey taifa de Zaragoza, y se adueño del reino de Valencia..
2. Los reinos orientales o pirenaicos: la conquista del Ebro durante el S. XI.
El reino de Navarra, dirigido por Sancho III, hace un gran avance reconquistador continuado por Ramiro I.
El reino de Aragón era sólo un pequeño territorio con capital en Jaca y en la segunda mitad del S. XI se hacen con las zonas del sur de las montañas. Barbastro (1064), Huesca (1096). Pero el más significativo de sus reyes fue Alfonso I el Batallador, que conquistó el valle medio del Ebro, incluida Zaragoza (1118).
La numerosa población musulmana permaneció en sus lugares, excepto en las ciudades.
La zona sur de Aragón, próxima al Sistema Ibérico, nacen ciudades-frontera, con una clara función militar (Alcañiz, Calatayud, Daroca...).
La repoblación se hizo con contingente de mozárabes, llevados de Andalucía por Alfonso I.
Los condes catalanes prosiguieron su avance hacia el sur. Pero el paso decisivo, la incorporación del bajo valle del Ebro, fue posterior a la fusión del reino de Aragón y de los condados catalanes en la persona de Ramón Bereguer IV, quien conquistó Tortosa (1148) y Lérida (1149).
3. La reconquista en la segunda mitad del S. XII.
Vencido el imperio almorávide, los cristianos reanudan su expansión, así en Aragón se consolidan con la ocupación de Teruel y la zona montañosa contigua.
Los portugueses, reino independiente o condado de Portugal, conquistaron, entre 1139 y 1147, Lisboa, Santarem y Setúbal.
Los castellanos y los leoneses, nuevamente separados desde 1157, avanzaron por la meseta sur con lentitud y cabe reseñar la incorporación de Cuenca al reino de Castilla el año 1177.
Los almohades, desde el norte de África, exigen una nueva práctica o métodos de lucha, cuyos protagonistas serán las Órdenes Militares (Santiago, Alcántara, Calatrava, Montesa...)
4. El gran avance del S. XIII.
En unos 40 años fueron incorporados a los reinos cristianos alrededor de 140.000 Km². Los reyes de Castilla y de Aragón reunidos firman el tratado de Cazola (1179), que trata sobre el reparto del Al-Andalus, pero la llegada de los almohades, que vencen de forma aplastante a Alfonso VIII de Castilla en Alarcos (1195), paraliza todo el tratado.
Se fomento la idea de cruzada cristiana frente a la islámica dando como resultado la victoria cristiana de las Navas de Tolosa (1212) que no sólo significó el hundimiento del imperio almohade, sino la apertura tierras de Andalucía.
A mediados del S. XIII se reconquistan Valencia, las Baleares, Extremadura, Murcia y Andalucía Bética, (tierras extensas y ricas, densamente pobladas).
5. La expansión catalano-aragonesa: Valencia y las Baleares.
La ofensiva catalano-aragonesa dirigida por el monarca Jaime I se orientó hacia las islas Baleares, gracias a la marina catalana. Jaime I conquistó Mallorca con facilidad (1229-30). Los musulmanes desaparecieron de la isla y debieron repoblarla con catalanes.
En general el sistema de reparto de las tierras permitió la creación de medias y pequeñas propiedades. Las restantes islas fueron incorporadas en años sucesivos a la Corona de Aragón.
La conquista del reino de Valencia fue muy laboriosa. La capital cayó en poder acristiano en el año 1238.
El sistema de repoblación varió mucho, así en el norte, o Castellón, apenas poblada se les dona a las Órdenes Militares del Temple y del Hospital, en Valencia y su huerta fueron repartidas entre los repobladores de Aragón y Cataluña y en la zona meridional permaneció un buen grupo, venido a menos desde la rebelión de 1248 ya que una mayoría se exilio, y obligó a buscar de pobladores cristianos.
6. La expansión castellano-leonesa: Extremadura, Andalucía Bética y Murcia.
Los reyes de Castilla y de León, primero de forma independiente y desde 1230 definitivamente unidos, dirigieron la reconquista y la repoblación de Extremadura, Andalucía Bética y Murcia.
Alfonso XI de León incorporó Cáceres (1227) y Badajoz (1230).
Fernando III, el monarca unificador de Castilla y León conquista del valle del Guadalquivir: Córdoba cayó en 1236, Jaén en 1246 y Sevilla, en 1248 y el príncipe Alfonso Murcia (1243). Alfonso X completa la conquista de Andalucía Bética con la toma de Cádiz (1262).
La población islámica abandonó los núcleos urbanos, aceptándose su presencia en los campos, excepto en el reino de Jaén.
Se efectuó el repartimiento de las tierras ganadas. La alta nobleza, las Órdenes militares y la Iglesia recibieron extensos donadíos, particularmente en Extremadura y en la región meridional de Andalucía, limítrofe con el reino granadino.
En los concejos urbanos se reparten sus casas y tierras en función de la condición social de los repobladores, así pues, los caballeros recibían una partija superior al de los peones.
Los repobladores de Andalucía en su mayoría son de la meseta Norte.
En el reino de Murcia permanecieron los antiguos habitantes musulmanes y los repobladores procedían tanto del reino castellano-leonés como de la Corona de Aragón.
En las ciudades surgieron fuertes concejos como el de Murcia. En la zona sur los nobles y las Órdenes militares se asentaron sólidamente.
En 1264 la población mudéjar, tanto de los campos andaluces como de Murcia, se sublevó. Una vez sofocada la revuelta, parte de los mudéjares se vieron forzados a emigrar, hacia Granada o al norte de África. Esta situación agravó las condiciones de explotación de las tierras recién incorporadas al domino cristiano.
3.3 La península Ibérica en la Edad Media: Modelos de repoblación y organización social de los reinos cristianos.
Modelos de repoblación durante los siglos X al XIII
Durante el siglo IX y X, Asturias y León dominan por sus incorporaciones abundantes tierras en el Duero y los condes de Barcelona hacen lo mismo con el Llobregat y la zona de Vic, al estar casi desierto, la tarea era ponerlos en explotación y para ello hacían falta hombres que las repoblasen.
La población escaseaba así que se hizo lentamente con montañeses que se sentían atraídos por las condiciones y por mozárabes que emigraban del Al-Andalus perseguidos por motivos diversos.
El método solía ser el de la “Presura o Aprisio” en catalán.
Su forma de actuar era tomar posesión, definir los limites, roturar tierras y hacer labrantías.
En ciertos momentos los reyes concedían fueros o privilegios, otras eran los nobles quienes movían a todos sus jornaleros, a veces la propia iglesia con sus conventuales y por que no, los grupos de campesinos libres con ganas de progresar agrupándose en comunidades que repartían partes de sus dominios pero que la mayor parte eran de todos de forma comunal.
La zona del Duero estaba prácticamente desierta, y tuvo que ser repoblada, concediendo a los que acudían al llamamiento amplias libertades, recogidas en una carta o fuero (por ej.: el de Sepúlveda, de 1076).
La repoblación de este territorio se caracterizó por la creación de poderosos concejos (Salamanca, Segovia, Ávila, Sepúlveda...), que eran cabeza de un extenso término o alfoz.
La población musulmana en la zona del Ebro era muy densa y permaneció en sus lugares, excepto en el centro de los núcleos urbanos, ya que fue repartido a repobladores cristianos.
La región meridional de Aragón, próxima al Sistema Ibérico, fue organizada a base de ciudades-frontera, con fueron y una función militar (Alcañiz, Calatayud, Daroca...). La repoblación de esta zona contó con la aportación de un amplio contingente de mozárabes, llevados de Andalucía por Alfonso I.
Los musulmanes de Mallorca desaparecieron de la isla y debieron repoblarla con catalanes.
En general el sistema de reparto de las tierras permitió la creación de medias y pequeñas propiedades.
En la zona del levante español, el sistema de repoblación puesto en práctica varió mucho de unas zonas a otras. En el norte, en la zona montañosa de Castellón, prácticamente abandonada por los islamitas, las Órdenes Militares del Temple y del Hospital recibieron extensas donaciones. Valencia y su huerta (la población musulmana había sido desalojada de la capital) fueron repartidas entre los repobladores, originarios del sur de Aragón y del sur de Cataluña. En la zona meridional del reino de Valencia, por el contrario, permaneció una abundante población musulmana, aunque después de la rebelión de 1248 muchos islamitas abandonaron el territorio, lo que obligó a intensificar la búsqueda de pobladores cristianos.
En Andalucía, la población islámica abandonó los núcleos urbanos, aceptándose su presencia en los campos, excepto en el reino de Jaén.
Se efectuó el repartimiento de las tierras ganadas entre la alta nobleza, las Órdenes militares y la Iglesia. Estas clases sociales recibieron extensos donadíos, particularmente en Extremadura y en la región meridional de Andalucía, limítrofe con el reino granadino.
En los concejos urbanos se reparten sus casas y tierras en función de la condición social de los repobladores, así pues, los caballeros recibían una partija superior al de los peones.
Los repobladores de Andalucía en su mayoría son de la meseta Norte.
En el reino de Murcia permanecieron los antiguos habitantes musulmanes y los repobladores procedían tanto del reino castellano-leonés como de la Corona de Aragón.
En las ciudades surgieron fuertes concejos como el de Murcia. En la zona sur los nobles y las Órdenes militares se asentaron sólidamente.
En 1264 la población mudéjar, tanto de los campos andaluces como de Murcia, se sublevó. Una vez sofocada la revuelta, parte de los mudéjares se vieron forzados a emigrar, hacia Granada o al norte de África. Esta situación agravó las condiciones de explotación de las tierras recién incorporadas al domino cristiano.
3.3.2 La organización social de los reinos cristianos.
La organización de los reinos cristianos tenían una estructura social de tipo feudal.
Los señores feudales, gracias a sus propiedades territoriales y a la fusión del poder económico con prerrogativas jurídicas y políticas, ejercía su dominio sobre el resto de la sociedad, integrada por el campesinado, el cual trabajaba la tierra y sostenía a la clase dominante, con productos, trabajo gratuito, y diezmos a la iglesia.
La sociedad medieval estaba dividida en tres órdenes, cada uno de los cuales tenía una función social específica: los clérigos, los caballeros y los campesinos.
En el S. XI nace la nueva clase social, la burguesía, compuesta por artesanos y mercaderes. Pero esta burguesía, aunque lucho contra los señores feudales para obtener ciertos derechos, estaba supeditada a los intereses de la aristocracia rural.
Los grupos dominantes. La aristocracia rural estaba integrada por la nobleza laica y los grandes dignatarios de la Iglesia, dueños de extensas propiedades y con poder político y de jurisdicción en los dominios. El escalón más alto lo formaban los ricos hombres.
En la Corona de Aragón destacaba en la cumbre: los magnates o barones.
Por debajo de éstos estaba la nobleza media y pequeña. Poseían derechos propios del estamento nobiliario pero se hallaban a mucha distancia de los grandes en cuanto a prestigio social y poder efectivo.
En Castilla, la nobleza de segunda fila iba desde los infanzones a los hidalgos, o a los caballeros villanos, (estamento nobiliario y popular).
Los campesinos. Los campesinos constituían la fuerza de trabajo. El campesinado era un sector dominado, donde hay gran variedad de situaciones.
Había campesinos propietarios de sus predios, la mayoría de los campesinos trabajaban sólo en usufructo. Pagaban rentas y trabajar gratuitamente.
Algunos campesinos estaban sujetos a servidumbre personal.
Por otra parte, desde el S. XIII, hay abundantes jornaleros del campo.
En Castilla y León se nota un retroceso de la libertad personal, aunque subsistían los hombres de behetría, (labriegos que tenían la facultad de poder elegir a su señor).
En Cataluña había diferencias entre los payeses del norte del país, y los del sur (+ libres).
En Aragón fue empeorando la condición de los vasallos de señorío.
En Mallorca eran muy numerosos los pequeños propietarios gracias a la reconquista tardía.
La burguesía. La burguesía nace como un producto de la artesanía y del comercio, con unos perfiles poco concretos. Se distancia del campesinado y desea arrancar de los señores libertades personales y de poder.
En el S. XII la burguesía protagonizó algunas revueltas antiseñoriales como: En Sahagún, contra el abad del monasterio de la localidad; en Santiago de Compostela contra el arzobispo Diego Gelmírez.
En Cataluña, la burguesía se desarrolló y se diversificó, en minoría dirigente de gran poder económico y social, el patriciado, y la masa de artesanos y pequeños mercaderes.
En Castilla-León tuvo una actividad reducida, y en pocas ciudades.
Las minorías las componen entre otros los mudéjares y los judíos.
Los mudéjares eran los musulmanes que se encontraban bajo el domino político de los cristianos. Formaron grupos muy compactos en el valle del Ebro y el sur del reino de Valencia. Su principal actividad era el cultivo de los campos.
Los judíos solían vivir en ciudades, agrupados en sus barrios propios (las aljamas) y dedicados a actividades (comercio del dinero, ejercicio de la medicina, artesanos, etc.).
En estos siglos mantuvieron en conjunto buenas relaciones con los cristianos, pero el recelo que existía entre ambas comunidades era muy grande.
La población y sus actividades económicas básicas.
La expansión militar de los cristianos era simplemente un aspecto más del progreso general que los mismos estaban experimentando en los más variados órdenes.
Entre los siglos XI y XIII hay en la España cristiana un crecimiento de la población, al tiempo que un notable impulso de las actividades productivas. Esto aporta la división del trabajo, y un resurgimiento de las ciudades gracias a sus actividades artesanales y comerciales.
El crecimiento demográfico. Entre los siglos XI y XIII hay en la España cristiana un importante crecimiento. Este incremento está atestiguado por las campañas militares, por el proceso repoblador y por el desarrollo de los núcleos urbanos. En el Al-Andalus permanecieron muchos de sus antiguos habitantes y también acudieron a la Península gentes de Francia pero se defiende como el mejor factor del incremento demográfico su crecimiento vegetativo.
La población global del S. XIII, era más bien escasa (unos 4.000.000 en Castilla- León y de unos 500.000 para Cataluña), lo que significa una densidad baja, y desigualmente repartida.
Las actividades básicas: agricultura y ganadería.
La agricultura. El campo era la fuente básica de la riqueza y a su cultivo se dedicaba la población. Los cultivos eran los destinados a la alimentación: los cereales, el viñedo y el olivo. Las innovaciones europeas (arado de ruedas y vertedera, rotación trienal...), llegaron a cuajar tarde como lo demuestra que todavía en el S. XIII se usase el buey para las faenas agrícolas y los arados romanos o el largo barbecho de muchos años.
Las conquistas incorporaron tierras fértiles del valle del Ebro, la huerta de Valencia y el valle del Guadalquivir.
La ganadería. Gracias a que es más fácil su defensa y movimiento se desarrolla de modo extraordinario, además tiene poca exigencia de mano de obras. La aclimatación de la oveja merina, productora de buena lana, fue un factor de expansión. Nace la era de la trashumancia.
En Aragón se efectuaba desde el valle hasta las montañas pirenaicas. En el reino castellano-leonés desde la cuenca del Duero hasta la meseta sur.
Los ganaderos se asociaron formando mestas de carácter local que, finalmente, en 1273, desembocaron en el “Honrado Concejo de la Mesta”, institución creada por Alfonso X. Existían tres grandes cañadas (leonesa, segoviana y manchega). La Mesta estaba controlada por los propietarios nobles y las instituciones eclesiásticas.
Las ciudades centros de la artesanía y el comercio.
La producción de objetos manufacturados, en el medio rural, era insuficiente para una sociedad en expansión. Nacen los intercambios de productos entre unas regiones y otras.
Para atender las necesidades artesanales y mercantiles se protegen los núcleos de población nuevos. Son los burgos o ciudades, que conocieron un desarrollo espectacular en los S. XII y XIII.
Hubo un gran desarrollo urbano a lo largo del Camino de Santiago (Logroño, Burgos, Sahagún...), y en la costa septentrional, las villas desde Galicia hasta el País Vasco.
La reconquista incorpora al dominio cristiano ciudades del Al-Andalus y otras zonas como: Toledo, Zaragoza, Mallorca, Córdoba, Valencia, Sevilla... .
Las actividades artesanales fueron de escasa importancia, sólo cabe destacar la fabricación de textil en Cataluña y la naviera en las Atarazanas de Sevilla, ya avanzado el S. XIII.
El comercio se vio favorecido por la creciente circulación de monedas, la mejora de los caminos y de los puentes y la concesión de ferias por los poderes públicos (las primeras conocidas son de principios del S. XII, en Belorado, Valladolid y Sahagún). Pero el comercio de esos siglos, por lo general, no pasaba de un ámbito regional.
3.4. La península Ibérica en la Edad Media: Una cultura plural (cristianos, musulmanes, y judíos)
La Iglesia desempeñaba un papel fundamental en la vida de los reinos cristianos. Además de las funciones espirituales desarrollaba otras actividades, como: atención a los pobres y enfermos, fundando hospitales para su cuidado.
La Iglesia dulcificó las rudas costumbres feudales, al conseguir la implantación de las “treguas de Dios”. La Iglesia perseguía a los herejes los excomulgaba.
Ostentaba el monopolio de la cultura y desempeñaba un papel ideológico, al servicio de las estructuras sociales existentes.
La reforma gregoriana y el Camino de Santiago dejan huella en la cultura.
En tierras hispánicas persistían el rito mozárabe, y el desconocimiento de la regla monástica benedictina.
Reinando Sancho III el Mayor en Navarra se intensificaron los contactos con Europa. Esto supuso, en el terreno religioso, llegada de la regla benedictina y en tiempos de Alfonso VI de Castilla, la reforma gregoriana.
Los monjes cluniacenses, de origen francés, eran hostiles a las tradiciones hispanas. Los reformistas lucharon por el orden jerárquico, por la obediencia al papado y por eliminar el rito mozárabe, estableciendo en su lugar el rito romano, (unificador de toda la Cristiandad en el aspecto litúrgico).
Las relaciones con Europa mejoran gracias al Camino Santiago.
Gracias a las facilidades de los reyes navarros y castellano-leoneses, el Camino de Santiago estaba prácticamente organizado a finales del S. XI.
La ruta principal se iniciaba en Roncesvalles, Navarra, continuando por Pamplona, Estella, Logroño, Burgos, Sahagún, León Astorga, Ponferrada, etc., hasta concluir en Santiago de Compostela.
Gentes de toda condición social acudieron a Santiago, lugar que rivalizaba con Roma.
Entre los peregrinos de la ruta jacobea se desarrolló un folclore y una simbología peculiares. Pero, además, es evidente que fue una importante vía de actividad económica y por su ruta llegaban los más variados elementos culturales y artísticos.
La renovación de los siglos XII y XIII: del Cister a las órdenes mendicantes.
En el seno de la Iglesia hubo profundas transformaciones durante el S. XII. El Derecho Canónico era un instrumento jurídico de suma eficacia. Nacen nuevas órdenes, contrarias a los usos benedictinos, que defienden el trabajo manual de los monjes. A tierras hispanas llegaron pronto los premostratenses y los cistercienses.
Los cistercienses fundaron monasterios, dependientes de las casas madres francesas. Recordemos algunos monasterios del Cister: Sobrado en Galicia, Moreruela en León, Valbuena en Castilla, Fitero en Navarra, Veruela en Aragón y Poblet en Cataluña.
La Cristiandad desencadena una ofensiva contra el Islam con las Cruzadas, y ello impulsa el nacimiento de las órdenes militares.
En las órdenes militares se conjugaba el espíritu religioso propio de una orden monástica con la específica actividad militar, orientada contra los infieles.
Pronto surgen las órdenes relacionadas con los problemas de Tierra Santa. A mediados del S. XII se fundaron órdenes militares estrictamente hispánicas como: Calatrava, Alcántara, Montesa y Santiago.
En el S. XIII, coincidiendo con el desarrollo de las ciudades y de las corrientes heréticas, nacieron las “órdenes mendicantes”: Dominicos y Franciscanos.
La orden de los Dominicos fundada por Domingo de Guzmán. La presencia de los mendicantes en la Península es muy temprana. En 1223 los dominicos ya estaban establecidos en Barcelona y en Zaragoza, y antes de 1225 habían llegado los Franciscanos a Barcelona y a otras ciudades de Cataluña.
Desde el punto de vista cultural, la Cristiandad europea y Al-Andalus, se intercomunican por el puente de los reinos cristianos. La cultura de las masas populares, que utilizaban las lenguas romances, poco tenía en común con la de las élites intelectuales de las Universidades o de los círculos cortesanos.
Acontece una revolución lingüística trascendental, que del latín evolucionan las lenguas romances. El latín, (lengua de la chancillería y de la Iglesia), retrocedió, pero progresan las lenguas habladas por el pueblo.
Las lenguas romances, con la única excepción del vasco, tienen su origen en el latín: en el reino castellano-leonés el castellano, el leonés y el gallego (aunque poco a poco el castellano se impone a las demás conservándose sólo como lengua hablada por el pueblo y utilizada para la producción literaria el gallego), en Aragón, el aragonés y en Cataluña, el catalán.
El castellano y el catalán se difundieron por las regiones que se iban incorporando, es decir, a la meseta Sur, Andalucía Bética y Murcia el primero, a las Baleares y Valencia el segundo.
Una labor expansiva de las lenguas romances la realizaron los juglares, que entretenían con sus narraciones al pueblo.
Las nuevas lenguas sirvieron a las corrientes poéticas, la lírica galaico-portuguesa y la poesía de los trovadores. En sur de Francia se utilizaba la lengua del provenzal que alcanzó un buen desarrollo en Cataluña, con excelentes cultivadores como el noble Guillén de Bregada.
En Castilla, la producción literaria en “roman paladino” fue de calidad excepcional: el Poema del Cid, las obras de Gonzalo de Berceo y el Poema de Fernán González.
El período de los reinos de taifas y de dominio almorávide y almohade, de marcado declive político para Al-Andalus, fue sin embargo de un extraordinario esplendor cultural.
A partir del S. XI, Al-Andalus había creado una cultura propia. Las manifestaciones culturales y artísticas brotaron en numerosas ciudades de la España musulmana. En esta floración cultural participan además de los musulmanes, algunos judíos, que trabajaban en las cortes de los reyes de taifas.
La cultura musulmana.
Tras la caída del Califato, hay una notable creación literaria, de pensamiento filosófico y de conocimientos científicos.
Los distintos reyezuelos rivalizaban en el mecenazgo a los artistas y hombres de letras.
Las obras literarios más conocidas son: “El Collar de la Paloma” de Ibn Hazm, donde se habla del amor concebido en sentido neoplatónico. En la corte de los taifas sevillanos también alcanzó un notable auge la poesía popular, cuyo principal cultivador fue Ibn Quzman, personaje del S. XII.
En historiografía, destacar a Ibn Hayyam y su obra de excepcional valor: el Ajbar Machmua, colección de tradiciones. El-Edrisi, viajero y geógrafo, nos ha legado excelentes descripciones de tierras y paisajes.
En filosofía, se alcanzó en los S. XI-XII fama gracias a tres figuras excepcionales, Avempace, Ibn Tufayl y Averroes.
Avempace, enciclopedista, intenta, dada su gran preocupación ética, conseguir la perfección y la pureza.
Ibn Tufayl, de la época almohade, es autor de El filósofo autodidacta, en la que reclama para los filósofos el papel de guías sociales, al estilo de lo señalado por Platón en su República.
Averroes fue extraordinario conocedor de Aristóteles y su comentador por excelencia, sostenía que la razón era un instrumento válido para explicar la revelación. Pero en caso de conflicto entre la fe y la razón, la respuesta, según Averroes, se hallaba en la teoría de la “doble verdad”, la de la ciencia y la de la revelación.
En transmitir la ciencia griega y oriental a la Cristiandad, el Al-Andalus alcanza gran magnitud sobre todo en ciencias como: astronomía, medicina, botánica y farmacopea.
En astronomía la figura básica es Azarquiel, sin olvidar al judío Abraham ibn Ezra.
En medicina alcanzó gran fama la familia de los Avenzoar. El judío, Maimónides, filósofo y médico, escribió el libro de farmacología más importante de la época.
En farmacología a, A Ibn al-Bayta,r debemos un espléndido tratado sobre las plantas.
3.5 Manifestaciones artísticas en la península Ibérica durante la Edad Media: el románico
La expansión militar y económica de los reinos cristianos se vio acompañada de un florecimiento artístico de primera magnitud.
A partir del S. XI, desde Cataluña hasta Galicia, se levantan impresionantes edificios, que contrastan con las modestas y rústicas iglesias de épocas anteriores. Las manifestaciones artísticas de los S. XI y XII se adaptan al estilo vigente en la Cristiandad europea, es decir, el Románico, y están básicamente al servicio de la Iglesia. El elevado costo de las construcciones y la necesidad de utilizar una abundante mano de obra explican que estas empresas sólo pueden realizarlas los grandes señores laicos y eclesiásticos, es decir, la clase feudal.
El camino de Santiago desempeñó un papel fundamental en la penetración del arte románico en tierras hispanas, pero la ruta jacobea fue también una vía de difusión hacia Europa de elementos artísticos peninsulares, cristianos o musulmanes.
La arquitectura.
Las técnicas constructivas desarrolladas en la Península desde la época visigoda hasta el S. X habían aportado diversos elementos que preludiaban las soluciones de la arquitectura románica. La fusión de aquellas aportaciones con las que procedían de Europa dio como resultado la arquitectura románica peninsular.
Los elementos constructivos básicos son bien conocidos: bóveda de cañón o de arista, reforzada por arcos perpiaños; poderosos muros; gruesos pilares de sustentación, con columnas adosadas; en ocasiones realce del crucero a base de una cúpula, que puede montarse sobre trompas o sobre pechinas.
Los monasterios y las catedrales ofrecen un aspecto macizo, sin apenas vanos, pero al mismo tiempo opulento y majestuoso.
La primera manifestación se dio en Cataluña en torno al año 1000.
Es el llamado primer arte románico. Los edificios son de una gran austeridad y denotan una clara influencia de la arquitectura lombarda, perceptible en las bandas lombardas, fajas lisas de carácter decorativo. Dos buenos ejemplos del Románico catalán son S. Martín de Canigó y Sta.ª Mª de Ripoll.
Desde mediados del S. XI las muestras se localizan en el camino de Santiago.
Predominan las iglesias, unas de peregrinación con girola, y otras normales y sin clara uniformidad a lo largo de la ruta. Monumentos notables son la catedral de Jaca, la iglesia Navarra de Leyre, S. Martín de Frómista, S. Isidoro de León y, como remate la de peregrinación con girola, la catedral de Santiago.
En el S. XII las edificaciones se encuentran en la zona sur del Duero de reciente repoblación. Destacan las catedrales de Zamora y la vieja de Salamanca, con notables cúpulas; Las iglesias de las zonas segovianas con pórticos laterales, la abulense y la soriana.
La escultura.
La escultura románica, si exceptuamos algunas obras exentas, generalmente de marfil (crucifijo de Fernando I, arca de S. Millán, etc.), está íntimamente ligado a la arquitectura, a cuyo marco se adapta.
Los lugares de ubicación de las esculturas son las portadas (jambas, tímpanos y arquivoltas) y los claustros.
La escultura no tiene sentido decorativo, sino que desempeña una función religiosa, pues sirve para ilustras a los fieles acerca de las verdades eternas.
La escultura románica no es naturalista. Su carácter es simbólico y su preocupación escatológica (habla de la lucha entre el bien y el mal, del juicio final...).
De la escultura podríamos destacar las portadas de Sta. Mª de Ripoll, Sta. Mª l Real de Sangüesa, S. Isidro de León o Santiago (puerta de las Platerías), así como el claustro del monasterio de Silos.
La pintura.
La pintura románica cumple una función religiosa. Es de carácter narrativo y de una gran expresividad, pero está totalmente alejada de los cánones de la belleza clásica.
Las pinturas murales tienen como tema la representación de Cristo en Majestad, la Virgen e incluso escenas profanas. “San Miguel de Terrassa" antes del s. XI) presenta una acusada isocefalia con grandes ojos de penetrante y fija mirada, están realizados al fresco. "San Quince de Pedret" (antes s. XI) "San Clemente de Tahull" (siglo XII). "Santa María de Tahull" (S. XII)
Pinturas de "Roda de Isábena" y "Santa María de Aneu"
Escenas evangélicas de "S.Baudelio de Berlanga" (de Castilla, hoy en Nueva York) posee afinidad con la escuela catalana.
Panteón Real de San Isidoro" posee bóvedas decoradas (2ª mitad S. XII) con escenas evangélicas de intenso sentido narrativo y gran naturalismo. "San Román" (Toledo) tiene decoración de frontales y altares. "San Justo" (Segovia) tiene influencia de los beatos mozárabes.
La pintura de frontales sobre tablas, con representaciones de idéntico signo religioso, es frecuente en el altar y baldaquinos, en su mayor parte en la zona catalana. Los focos de Seo de Urgel que esta influida por las composiciones murales, El de Vich está inspiración en la bizantina, El de Ripoll ofrece figuras de gran corrección y serenidad.
Las miniaturas, ofrecen mayor libertad para ilustrar el texto, lo que le permite al autor dibujar escenas más variadas (Beato de S. Isidoro de León, Biblia Farfa, Liber Feudorum Maior...) y los libros de las horas, los documentos civiles, "Libro de los Testamentos" (Catedral de Oviedo).
La orfebrería pasa a un segundo plano aunque hay piezas en oro, piedras preciosas para confección objetos litúrgicos como el "Cáliz Dª Urraca" (S. Isidoro de León).
El Románico-mudéjar desde la primera etapa hasta principios del S. XIII.
El arte mudéjar, originalidad de las tierras hispanas, procede de la fusión de elementos artísticos musulmanes y cristianos, se desarrolla en los lugares más al norte del río Tajo, incluido Toledo.
Rasgos básicos o características de esta etapa son la utilización de materiales pobres (mampostería o ladrillo), el empleo del yeso para la búsqueda de efectos decorativos, así la decoración del exterior es a base de arcos ciegos, zigzag, espinas, y en los aleros aparecen los modillones lobulados y el predominio de la cubierta de madera excepto en el ábside que se hace con bóvedas de cañón o de horno.
El Románico-mudéjar combina los elementos citados con estructuras románicas.
Las iglesias más representativas del Románico-mudéjar se encuentran en tierras castellano-leonesas tales como: Santa Eulalia, Román y Cristo de la Vega en Toledo. La Iglesia de S. Lorenzo y S. Tirso en Sahagún de Campos.( León). La iglesia de S. Lorenzo en Toro. (Zamora). La iglesia de S. Miguel en Olmedo. (Valladolid). La Iglesia de la Lugareja, S. Martín, S. Nicolás en Arévalo. (Ávila). Iglesia de Madrigal de las Altas Torres. (Ávila). La iglesia del Salvador, S. Nicolás en Cuéllar. (Segovia). El Castillo de Coca en Coca. (Segovia).
La iglesia de Santiago de Arrabal y Sto. Tomé en (Toledo), son ya casi del gótico.
3.6 Manifestaciones artísticas en la península Ibérica durante la Edad Media: el gótico.
Las transformaciones socio-económicas y espirituales del S. XII tuvieron su paralelismo en el terreno artístico, que conoció un cambio radical.
Desde finales del S. XII se impone en tierras hispánicas un estilo nuevo, cuyo origen se hallaba en Francia, aunque algunos de sus elementos peculiares se habían utilizado tiempo atrás en la Península (por ejemplo la bóveda de crucería).
Se trata del arte gótico. El creciente desarrollo de los núcleos urbanos exigía la construcción de iglesias de mayores dimensiones, capaces de reacoger a las aglomeraciones urbanas.
Por su parte, la complejidad cada vez mayor de las actividades hacía necesaria la construcción de edificios adecuados a esas funciones (ayuntamientos, lonjas de comercio...).
La nueva espiritualidad, que ponía el acento en el trabajo y la pobreza, tuvo su repercusión en el terreno artístico al rechazarse el carácter simbólico de las representaciones del Románico e insistir en la necesidad de un acercamiento a la naturaleza.
La arquitectura.
Dos elementos básicos de la arquitectura gótica son la bóveda de crucería y el arco apuntado.
La utilización de la bóveda de crucería supuso una auténtica revolución desde el punto de vista técnico. La bóveda de crucería permitía centralizar los empujes, que eran trasladados, mediante los arbotantes, a los contrafuertes exteriores.
Los pilares que sustentaban a las bóvedas podían ganar en altura, pero al mismo tiempo ya no eran necesarios los gruesos muros del Románico. Así los edificios adquirían mayor luminosidad al multiplicarse los vanos.
Por todas partes se abrían amplios ventanales, que al igual que los rosetones de las portadas eran cubiertos por policromadas vidrieras. Era el triunfo de una nueva concepción mecánica y estética.
En la segunda mitad del S. XII, al compás de la expansión de los monasterios del Cister se desarrolló un estilo arquitectónico nuevo. Llamado cisterciense o protogótico.
Sus características eran el abandono del barroquismo y la exuberancia en que había desembocado el Románico, pero también el preludio del Gótico, al utilizar el arco apuntado y la bóveda de crucería.
El monasterio de Poblet, en Cataluña, el de Veruela, en Aragón, y el de las Huelgas, en castilla, son ejemplos representativos de este estilo.
A finales del S. XII, se erigían en los reinos hispánicos diversas catedrales en las que se combinaban elementos románicos con otros ya propiamente góticos: Tarragona, Lérida, Ávila, Cuenca, etc.
El Gótico se impuso en el S. XIII.
Los monumentos arquitectónicos más importantes de esta centuria son las catedrales levantadas en el reino castellano-leonés, en Burgos, Toledo y León. Esta espléndida floración arquitectónica venía a simbolizar la fuerza de la citada monarquía y la pujanza de algunos de sus ciudades, pero también el incremento de las rentas episcopales, gracias a la regularización del diezmo, y el triunfo indiscutible de los obispos sobre las pretensiones monásticas. Si las condiciones económicas eran favorables, la catedral se edificaba en muy poco tiempo (caso de León), en caso contrario la construcción se alargaba indefinidamente, siendo ella misma un muestrario de la evolución de los estilos artísticos (caso de Burgos).
La escultura.
LA escultura gótica presenta estas características generales que son: se desarrolla durante los Siglos XIII‑XIV‑XV, usa los materiales y los acopla principalmente en los coros la madera noble, para los relieve se usa la piedra, en los retablos la madera policromada, en las portadas y sepulcros se utiliza la piedra marmórea.
A finales del S. XII trabajaron los denominados maestros de la transición, a los cuales habitualmente se le incluye en el capítulo de la escultura románica, si bien su obra anticipa muchos de los rasgos específicos del Gótico.
Tiene su origen en el naturalismo del románico final, donde mejor se inspira es en la naturaleza y en la humanización, y lo hace con claridad de exposición, por ello se dice que hay un mayor acercamiento naturalismo y mucho más humanismo (incluso la divinidad) gracias al concepto de espiritualidad franciscana.
Existe un individualismo en los rostros aunque todavía se identifican por simbología de sus atributos, así comienzan a desaparecer las inscripciones de sus cartelas, los pliegues son más móviles, ágiles y sinuosos y se produce un alargamiento escultórico, que las hace de mayor elegancia y delgadez.
Así pues, la escultura gótica se basa en una concepción radicalmente nueva, según la cual la naturaleza puede ser un magnífico instrumento de acercamiento a Dios (ideas de S. Francisco).
Desaparece la figura del Dios terrorífico, propia del románico, para ser sustituida por otra de Dios humanizado. Se busca incluso un cierto clasicismo, una belleza ideal, en cierto modo platónica.
El fin didáctico se mantiene bajo el motivo de enseñar la religión.
La escultura se libera de la dependencia arquitectónica en las portadas de los templos y aparecen otras temáticas como las Verdades de la Fe, Nuevo Testamento y Evangelios apócrifos, temas bíblicos con vidas santos, dándose cada vez mayor importancia a la Virgen, Crucificado, Atención especial a la Virgen y Santos como modelos a seguir. En resumen: Se enriquece el repertorio iconográfico y en general la vida de la fe y de los santos
Se produce una fuente de inspiración en repertorios biográficos como "La leyenda Dorada", de Voraguine.
Los emplazamientos más habituales son las portadas, sepulcros, retablos, sillería de coro, trascoro, capiteles, capillas laterales, donde ya casi se ha perdido el estar al servicio de la arquitectura
Escultura gótica en España tiene sus orígenes en el "Pórtico de la Gloria", las portadas de las catedrales de Tuy, Ciudad Rodrigo.., y en la Colegiata de Toro, todas ellas con gran influencia francesa.
Las principales manifestaciones de la escultura gótica durante el S. XIII.
En ellas se aprecia una gran influencia de la escuela francesa en las manifestaciones siguientes:
1. Portada del Sarmental de la catedral burgalesa del taller de Amiens.1243.
2. Coronería de la Catedral de Burgos.
3. Triples portada de la Catedral de León y la Virgen Blanca.
4. Maestro Bartomeu: "Portada de la Catedral de Tarragona".
5. Sepulcros:
Adosados en forma de arcosolio, como el de "Sepulcro del Obispo Martín Fernández".(León).
Exentos: "Sepulcros policromados de Villalcazar de Sirga".(Palencia).
6. Exenta: La Virgen con niño, los Grupos del Calvario, el Descendimiento, los Retablos, etc..
Las principales manifestaciones de la escultura gótica en el S. XIV:
1. Blandura y amaneramiento de Europa. “Virgen Blanca" (Toledo
2. Sepulcros de la zona castellana. Influencia francesa e Italiana:
"Puerta del reloj"(Toledo), "Trascoro de la Catedral de Toledo".
3. Vitoria: "Catedral de Vitoria", "Iglesia de San Pedro".
4. Pamplona: Jac. Perut; "Puerta preciosa”, "Epifanía de la Catedral".
5. Aragón‑Cataluña tiene mayor influencia italiana.
"Sepulcro de Santa Eulalia"; "Sepulcro del arzobispo de Aragón";
"Sepulcros Reales de Santa Creus y Poblet”. P. de Boñul, J. Cascalls.
"Sepulcro del arzobispo Fernández de Luna". Moragues (Seo de Urgel).
Las principales manifestaciones de la escultura gótica en el S. XV:
1. Existe una mayor y más manifiesta influencia del realismo borgoñón. y se aprecia por el modo
de interpretar los rostros, y el trabajar los pliegues en las vestiduras.
2.Aragón‑Cataluña recibe de influencia del realismo borgoñón.
*Guillén Sagrera: Catedral de Palma de Mallorca.1422.
*Pere Johan : ‑Barcelona: San Jorge de la Diputación. 1418. Tarragona: Retablo mayor de la Catedral.
‑Zaragoza: Banco del retablo mayor de la Seo.1434.
*Hans de Suabia. Ultimará la Seo con tres grandes escenas, esbelto cuerpo y la zona central más alta con claraboya para el Santísimo Sacramento.
3.Castilla‑Andalucía se aprecia un claro influjo flamenco.
*Lorenzo Mercadante de Bretaña con el "Sepulcro del Cardenal Cervantes”. Realismo. Decoró con barro cocido los pórticos laterales de la Catedral de Sevilla.
Egas Cueman trabajó en Toledo y otras ciudades , dejando las Puerta de los Leones, de la catedral de Toledo, la Sillería de la Colegiata de Belmonte. (Cuenca), el Sepulcro de los Velasco. ( Guadalupe, Cáceres).
*Gil de Siloé trabaja en Burgos. Entre 1486 y 1501 con una excelente técnica ornamental, concluye el “Conjunto de la Cartuja de Miraflores” El Retablo sigue el modelo germánico. Medallones en relieve policromado y “El Sepulcro de los Reyes: Juan II e Isabel de Portugal”. Planta estrellada con gran virtuosismo decorativo. Otros trabajos suyos son los Sepulcros de "Infante Don Alfonso" y "Juan de Padilla".
*Se realizaron otras Esculturas funerarias como la del "Condestable Don Álvaro de Luna y su esposa". grupos exentos y el de "Martín Vázquez de Arce, el Doncel” sepulcro adosado en la Catedral de Sigüenza.
*Retablos y sillerías de coro:
‑ Retablos presentan las características de ser colosales de dimensiones, estar hecho de madera dorada y policromada, y en predella hay varias imágenes y relieves de tema religioso para culminar el calvario. Colocado en la espina del retablo.
1º) Pedro Dancart, Jorge Fernández: "Retablo mayor de la Catedral de Sevilla" (1482‑1525).
2º) Peti Juan, Copin de Holanda, Sebastián de Almonacid. Felipe de Borgoña:
"Retablo Mayor de la Catedral de Toledo" (1498‑1504). Es de madera de nogal sin policromar, se le decora con temas profanos y religiosos.
Rodrigo Alemán realiza la Parte baja del coro de la Catedral de Toledo (1489‑95), y otros coros como los de la Catedral de Plasencia (1497),Ciudad Rodrigo (1505), Catedral de Zamora, en el hay una intención satírica en la decoración.
Resumen de la EVOLUCIÓN DE LA ESCULTURA GÓTICA.
Se puede resumir en estas cuatro señas de identidad:
1‑Serenidad inicial, románica (2ª mitad del siglo XII).
2‑Majestuosidad idealizada con ecos clásicos.(Siglo XIII).
3‑Fase sinuosa y amanerada.(Siglo XIV).
4‑Profundo y emotivo realismo.(Siglo XV).